Teníamos
reservado el sábado 21 de abril para hacer una salida a Gualeguay junto con
Juan (Juan Abu), Mauro (Mauro SB) y Kai (Chini 78), para ver si podíamos
despedir con honores a las tarariras hasta la próxima temporada. El pronóstico
y las condiciones del río no eran de lo más alentadoras, ya que se esperaban
fuertes vientos del sudeste, descenso abrupto de la temperatura y río creciendo
y metiendo agua a un ritmo acelerado… ¿Y si suspendemos? ¡Ni que pensarlo!
Llegamos
a Puerto Ruiz a las ocho, después de un ameno viaje en el que fuimos tomando
mate con bizcochos, charlando de pescas pretéritas, cagándonos de risa y
alimentando una incipiente amistad . Allí, Jorge y Pato nos recibieron con la calidez
acostumbrada y, mientras acomodábamos las cosas para embarcar, apareció Telmo
Abadía, quien muy gentilmente se acercó hasta nosotros para saludarnos y así
por fin conocernos personalmente.
Telmo
y su gente subieron a la lancha de Jorge y nosotros abordamos la del Pato. El
frío te pegaba en la cara con intensidad y el viaje fue bastante sufrido,
porque el viento crispaba de olas los ríos que fuimos atravesando hasta llegar
a la anhelada cueva. Ya allí nos calzamos los waders, caminamos bastante y… ¡a pescar contra viento y marea!
En
lo personal, tuve la suerte de contar con lo que sería un “arma de destrucción
masiva”: el Spin Fish de Alfer’s. Este muñequito, además de ser objeto de los insultos
de mis compañeros, fue el ejecutor de 48 de las 56 capturas que yo sólo
contabilicé en esta fresca jornada otoñal. Otros muñecos que anduvieron bien
fueron el Rapala Clackin Rap, el Inna Pro Tuned 90, el Highlander, el Flap Jack,
la Moss Boss y seguramente los chicos
agreguen los que me estoy olvidando. Si bien las taruchas abundaban, estaban “muy”
selectivas: al afamado Subwart de Storm, por ejemplo, no lo tocaron, como así
tampoco al Slim Stick de Sebile y otros paseantes que otras veces la
descocieron.
En
fin, para no aburrir: fue una jornada devastadora, hubo que pescar con el agua
hasta la cintura la mayor parte del tiempo, pero de muchísima acción. Entre los
cuatro superamos holgadamente las 150 capturas, muchas de ellas rondaron los dos
kilitos y medio. Visitamos tres cuevitas y el pique solamente se cortó un rato
en la segunda de ellas, ante lo cual Pato reaccionó como uno espera que
reaccione un guía fenomenal. Nos dejó pescando en ese lugar unos minutos, salió
corriendo con la lancha, probó unos tiros en una lagunita cercana y tuvo tres
piques. Inmediatamente nos vino a buscar y terminamos la jornada allí, a puro
cañazo con antienganches exclusivamente, siendo el broche de oro de una jornada
para el recuerdo.
Gracias
Jorge y Pato por hacernos pescar en un día que se avecinaba como un sapo redondo! Gracias Juan, Mauro y Kai por la buena onda y
la calidad de personas que encontré en ustedes!