Sábado 17-03-12. Junto a Maxi y Adrián, mis amigos de la pesca y del alma, partimos tempranito rumbo a Gualeguay, donde nos esperaban Jorge Cot y su secuaz el Pato para vivir algo invivible.
Tras larga presentación y sorprendidos por la amabilidad de Jorge y de Pato, emprendimos viaje hacia las cuevas tarucheras celosamente resguardadas. Después de una hora y media de mates y charlas amenas con los amigos en una embarcación muy cómoda comandada por Pato, llegamos a un arroyito que sería la fuente de infinitas sensaciones durante todo el día.
Al principio empezaron a salir tarariras chicas y medianas con señuelos de media agua y de subsuperficie, entre los que se destacó el Subwart Storm 07 y otros similares. Cerca de las 11 a.m. se empezaron a dar más arriba y los portes mejoraron paulatinamente. Primero rindieron más señuelos de flote con hélice o algunos que trabajaban semihundidos y, recién cerca del mediodía, se afianzaron los piques en paseantes como el Chub Bug de Storm, el Slim Stick de Sebile (gracias Horacio Nórdica por el dato), un Yozuri negro, el Viper de MS, el Atracter de MS, el Heddon Zara Spook y cualquier cosa que le quisieras tirar.
Ya siendo las 13 hs fuimos a comer bajo unos árboles con Jorge y el otro grupo de pescadores que habían relevado otra cueva. La diferencia era abismal: nostros habíamos sacado más de 150 taruchas entre los tres y ellos sólo contaron 15. Entonces, después de un par de horas a reparo bajo la sombra, fuimos ambos grupos al arroyito donde habíamos estado a la mañana y la fiesta no paró en ningún momento, con la añadidura de que por la tarde no usaríamos otra cosa que paseantes.
Aclaro que a la tarde Adrían decidió no pescar porque estaba cansado: el tipo se durmió una siesta abajo de un árbol, se tomó varias cervezas y sacó un par de fotos, increíblemente tranquilo este amigo amante del golf más que de la pesca. En cambio, Maxi y yo seguimos palo y palo. Al final del día, contabilizamos más de 100 tarariras cada uno. Estábamos totalmente exhaustos, con más barro que las mismísimas hoplias e increíblemente felices. Nos bañamos en el río Paraná Pavón para refrescarnos e higienizarnos y emprendimos el regreso.
Realmente Jorge y Pato dos tipos fuera de serie. Y le pesca a la misma altura. Le pido a Dios que le de salud a Maxi y a Adrián, que nada nos separe porque somos un verdadero "dream team" y le agradezco por hacernos pasar un día como el de ayer.