Este
sábado 19 de mayo volvimos a Gualeguay con mi amigo Adrián, siendo que el otro
integrante del team Maxi, no pudo ser de la partida por compromisos familiares.
Tras la amable recepción de nuestro gurú de la zona, subimos a la lancha,
navegamos hora y media, tomando mates y hablando de pescas pasadas y otras por
venir. Anclamos sobre el Tala y caminamos más o menos un kilómetro hasta la
cuevita.
De
entrada se nos aclaró que habría que trabajar, sobre todo por tres factores. En
primer lugar, la tormenta del viernes había enfriado el ambiente y el agua del
charco andaba en los 13 grados, demasiado fría para las taruchas. En segundo
lugar, mucha vegetación suspendida: o se probaba con antienganches o había que
poner muñecos que bajen no más de 20 centímetros y trabajarlos bien con la caña
para evitar que los triples se tapen enseguida. Y en tercer lugar, las taruchas
estaban muy selectivas, no iban a tomar cualquier muñeco.
Sabiendo
esto, a la mañana arrancamos pescando en uno de los extremos de la cueva. En mi
caso, no dudé de arrancar con el Spinfish de Alfer’s, con el cual fui
obteniendo una captura cada cinco o seis casteos de mediano porte. Adrián con Subwart
05 y 07 de Storm fue sacando algunas más. Y Jorge hacía lo mismo con un Culú-Culú.
Llegando al mediodía, fuimos al extremo opuesto al que estábamos y allí la
acción aumentó, Adrián empezó a hacer diferencia con un Mirrolure Top Dog en
tonalidad violeta, yo lo imité con un Heddon por el estilo color cardenal y
Jorge hizo lo mismo con un Rapala naranja también parecido. Fueron muchas emociones y capturas hasta que picó el bagre.
Después
de comer unas tartas de otro planeta y descansar un poco, terminamos lo que
quedaba de la jornada en la parte media de la cueva. Allí fue un festival, para
mí sobretodo, que probé el Jitterbug de Arbogast grande articulado, panza
blanca lomo verde con pintas negras. Eran impresionantes los ataques a este
muñeco de superficie que tiene esa natación tan increíble, me regaló muchísimas
capturas de ejemplares de dos kilos y más. Adrián y Jorge se movieron para otro
lado, ya que yo los tenía mal con el Jitter y allí hicieron una seguidilla de
capturas una atrás de la otra, pero de menor tamaño.
Dado
que era complicado moverse con los waders por la vegetación y que pescábamos con
bastante distancia entre nosotros, se complicaba sacar fotos, para colmo porque
Adrián no le da ni cinco de bola a las fotos. Algunas hicimos igual que sirven como
para ilustrar el informe. En suma, fueron más de 150 capturas entre los tres y,
si bien no salió ningún monstruo, fue muy bueno el porte promedio de los
ejemplares. Creo que para ser una pesca de fines de mayo, no está mal, no?